Monday, January 09, 2017

LA ESCENA FÉRTIL






I was an art student and, like all art students, I was encouraged to believe that there were a few great figures like Picasso and Kandinsky, Rembrandt and Giotto and so on who sort-of appeared out of nowhere and produced artistic revolution.
As I looked at art more and more, I discovered that that wasnt really a true picture.
What really happened was that there was sometimes very fertile scenes involving lots and lots of people [], all sorts of people who created a kind of ecology of talent.

Brian Eno. Discurso inaugural del  Sydney Luminous Festival. 2009

Me gustan las palabras. Las sonoras y rotundas como audaz o fuerza. Las largas como heterogeneidad, multidireccional o cooperación. Las esdrújulas -que colecciono compulsiva y secretamente desde niña- como límites, crítico, indómito, diálogo o democrática.

Me gusta la etimología. Entender de dónde vienen las palabras me ayuda a comprender el mundo. Pues las raíces- tantas veces olvidadas- pueden ser un buen un punto de partida.

Creador: el que crea, del latín creare (crear, engendrar) a su vez de la raíz indoeuropea ker (crecer), por tanto: el que crece.

Educador: el que educa, de latín ex_ducere (sacar a otro de un determinado estado o de un recinto cerrado, conducir de dentro a afuera, hacer salir). Por tanto: el que hace salir.

Levadura es un programa educativo de residencias que facilita la interacción creativa y la generación de vínculos entre un creador educador, una institución cultural y una comunidad escolar al completo (alumnxs, tutorxs, padres y madres, personal del centro escolar…). No existen muchas convocatorias específicas para creadores educadores como ésta. Se ha hablado mucho de los infinitos beneficios que puede tener para un niño involucrar a un creador (el que crea) en su proceso educativo. Pero ¿qué puede significar para un creador (el que crece) extender su práctica a la educación (lo que hace salir)?.

Levadura es un caldo de cultivo. Un lugar en el que pasan cosas, como en todo auténtico proceso creativo. Aporta un tiempo y un espacio. Conecta a un grupo de personas diversas para que suceda la creación (crecimiento) en la experiencia educativa (hacer salir). Levadura es un espacio fértil en el que el que todo el que crea, crece.

Y es que hay un tipo de fuerza muy especial, una energía invisible y poderosa que surge al estar haciendo algo creativo con otros.  Las instituciones y personas que, con su labor audaz hacen posible este programa han demostrado de una manera practica que el arte es esencial para tejer comunidades fuertes y auténticas. Colaboran en cultivar  la voz requerida por todos para participar en una sociedad democrática, donde todo el mundo tiene derecho a ser escuchado y a contribuir a la cultura.

Para el creador, el añadir la acepción educador a su práctica implica una evolución que es casi irreversible. La de pasar de entender el arte como una herramienta de comunicación a aceptarlo como herramienta de acción, una herramienta social directa, y un proceso social. Empujar límites. Flexibilizar.  Hacer desaparecer el genio para dar paso al equipo. El vértigo de la incertidumbre. Trascender la propia práctica artística para hacer realidad, sin permiso, el deseo común que todos albergamos de convivir en una sociedad más sensible, más justa, mas auténtica. Sin lugar para fracaso. Desarrollar ideas que construyen y acercan. Nutrirse de la heterogeneidad. Cultivar sin cesar la escucha activa. Dejarse llevar por la emoción de la sorpresa. Enriquecerse en la cooperación y en el aprendizaje multidireccional. Bendecir lo incómodo. Disfrutar del proceso. Ver como todos crecen de un modo natural. Y de ser uno más en el descubrimiento.

Todo el que ha dado ese paso sabe que no siempre es fácil llevar este tipo de propuestas adelante. Me faltan dedos de la mano para contar las veces que alguien me ha preguntado qué demonios es un artista educador (¿es un profesor de dibujo? ¿un animador infantil?) o porqué llevo mi práctica artística al ámbito educativo (¿entonces ya no eres artista?). La precariedad, la incomprensión, la falta de espacios, de voluntad y de tiempos disponibles para este tipo de prácticas en la realidad cultural actual son el pan nuestro de cada día.

Levadura sin embargo, no sólo favorece que suceda, sino que dignifica ese proceso. El proceso de artista que decide imbuirse en una investigación creativa con otros y para otros. Para crear realidades nuevas pensadas en común. Al que se atreve a adentrarse en terra incógnita con el diálogo y el pensamiento crítico como única luz guía. Pero en equipo. Quizás porque también así, en equipo, se gestó este programa.

Levadura es un espacio de posibilidad en el que el creador educador se siente integrado en una estructura natural para su práctica. Facilita. Respeta. Acerca. Alimenta. Permite a cada uno de los involucrados ser el co-responsable de su propia evolución. Con una comunidad que lo ampara. Lo empodera. Lo une.


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Favorece que la experiencia del docente del aula reglada, que ve a cada uno de sus alumnos como un ser valioso e importante para nuestra sociedad, el pensamiento indómito del artista en el que no existe el fracaso si no es como germen de crecimiento y la fuerza creativa del niñx aún no domada, se cuezan, a fuego lento, al otro lado del límite, más allá de esa línea elitista de un tipo de cultura en la que ya nadie tenía nada que aprender.

Sofía de Juan

Texto para publicación  de Levadura Programa de creadores en escuelas 2015/2016