Friday, September 29, 2006

EL SABOR DE LA VIDA


Aquella mañana, en el Dólmus hacia Tire, no había más turistas que nosotros.
Nos rodeaban las mujeres que iban a hacer la compra al mercado: Tire es un minusculo y tranquilo pueblo a unos 30 Km. de Selçuk que los martes se transforma en un estallido de color y bullicio que es el mercado semanal.


Las imágenes y anécdotas nos asaltan a cada paso, los olores, la gente , las sonrisas...




pero tan sólo puedo hacer estas fotos.
Luego, mi cámara deja de funcionar. La tarjeta se atasca en el interior, y aún nos queda casi una semana de viaje.
De repente, un momento tan grandioso se convierte para mi en un momento de crisis...
¿Qué podía hacer?
Guardé la cámara y decidí que aquella era una experiencia que merecía la pena ser vivida, aunque fuera sin cámara.
Fue estupendo liberarme de la necesidad de hacer fotos para retomar el disfrute de hacerlas. Yo misma me sorprendí de verme, tranquilamente paseando por aquellas calles compartiendo con Víctor un festín de moras gigantes, como cualquier otro transeunte.

Wednesday, September 27, 2006

ALGO EN QUÉ CREER


Meryemana, la casa donde, se dice, pasó sus últimos días la Virgen María se encuentra en lo alto del monte Bülbül, a unos 8Km. de Selçuk.
Nos costó llegar allí, no hay transporte público, pero al final. Jimmy nos consiguió un conductor que nos llevó en su coche particular, junto con su mujer, a un precio exhorbitante. Mi primera impresión fue tremendamente decepcionante. Mi nueva cámara estaba empezando a fallar y aquel lugar se parecia más a Disneylandia que al lugar místico e histórico que esperaba.

A penas se atisba la humildad del lugar rodeado ahora de miles de turistas con sus gorras y sus pantalones cortos, haciendo cola.

Cola para entrar, cola para coger agua, cola para salir...

Y entonces las vi. Estaban separadas del resto. Madre e hija, abrazadas, rezaban en silencio, frente a un enorme muro.

En el muro se engarzaban miles de lazos, pedazos de tela y de papel correspondientes a miles de peticiones, súplicas y deseos...millones de huellas dejadas...Una extraña sensación me embargó y entonces y comprendí que todo el mundo necesita algo en qué creer.

Es por eso que toda esa gente estaba allí.
Y es por eso que, mientras la niña me miraba supe que esa era la última foto que allÌ debía hacer y me fuí, satisfecha por descubrir que la esperanza sigue moviendo el mundo.

Friday, September 22, 2006

Efeso y Artemisa


Las ruinas de Éfeso respiran historia. Caminar entre ellas es algo emocionante, puedes imaginar como eran hace miles de años, su magnificencia y su belleza, y a la vez en su seno se dan imágenes insólitas que nos brindan los turistas más excéntricos.


Observando estas escenas tras la cámara,

uno no puede evitar pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor y que nuestra cultura se encuentra en decadencia.

Menos mal que aún hay imágenes que me llenan de esperanza....

Junto a las olvidadas ruinas de lo que hace miles de años fue una de las siete maravillas del mundo, el Templo de Artemisa, lugar apartado del circuito turístico, tan solo las tortugas y las libélulas que habitan la ciénaga donde se asienta nos acompañan. Su imágen se ha convertido para mí en un icono de romanticismo, en el sentido histórico de la palabra. En aquel momento, quise ser una mezcla entre Blake y Turner para hacer justicia a la belleza inquietante de aquel lugar...

y solo me salio esto... Lo siento: este es uno de esos lugares cuya emoción no cabe en una foto.

Friday, September 08, 2006

EL CAMINO

El camino que parte de Selçuk y conduce a las ruinas de Éfeso es muy largo pero sombreado y lleno de sorpresas.
La mayor parte de los turistas realiza este trayecto en Dolmus o en Taxi, perdiéndose una experiencia maravillosa con tintes surrealistas, oníricos.

Los personajes que lo caminan se debaten entre lo costumbrista y lo
claramente peculiar. Decenas de " road runners" que no parecen ir a ninguna parte... tampoco venir de ningún sitio. Es imposible intentar adivinar que hacen allí, a kilómetros de cualquier lugar habitado.Tu te cruzas con ellos porque te diriges a algún lugar y ellos, esperan, andan o hacen picnic en medio de la nada, porque no tienen prisa, por el puro gusto de estar ahí. Es algo casi mágico.
Cada uno de ellos hizo que ese camino se tornara una experiencia irrepetible para mi.
La recia mujer que, apunto de compartir una sandia con su familia nos regaló la mitad, tras pedirle permiso para tomarles una foto.

El simpático abuelo que pasea en su extraño vehiculo,

el hombre que nos dio unos higos para el camino, los jornaleros que bromeaban conmigo por mis enormes gafas de sol

y los niños, los niños que trabajan,

los niños que caminan hacia ninguna parte..
Todos ellos,Tan diferentes, tan extraños para mi (con mi cuadriculada mente occidental) como marcianos, me recordaron, con su trato, sin embargo, el sentido de la palabra HUMANIDAD. Nunca nadie me pareció tan humano como ellos aquel día.